“Cuando los humanos descubrieron que se podía vender y comprar vidas en sobrecitos nos dimos cuenta de que estábamos en un aprieto”
Durante años se los creyó un mito, incluso una farsa publicitaria. Lo cierto es que algo de verdad había detrás del cuento de los Sea Monkeys y la “vida instantánea”.
Antiguamente existía una zona en los mares del planeta Hidrotech a la que se llamaba Triángulo de las Bermudas. Esta zona era famosa por la desaparición sin causa aparente de todo tipo de naves tripuladas, marítimas y aéreas.
Exactamente lo que desaparecía siempre no eran las naves, sino la tripulación. Y esto tendría una explicación si lo vinculamos con la actividad científica que una raza alienígena llamada artemios ha tenido en ese lugar.
Los artemianos, mejor conocidos como Sea Monkeys, han estudiado el sistema ecológico del planeta con la intención de prevenir desastres climáticos. Su mundo de origen habría tenido problemas de superpoblación, esa es la razón por la cual emigraron hacia otros sistemas en busca de un hogar, pero bajo la estricta condición de no perturbar la vida existente.
Estudiando a los seres humanos, concluyeron que su peor enemigo era su propia especie y también su insaciable sed de conocimiento. Esto tarde o temprano sería sin duda la propia ruina de aquellos desdichados seres.
La base secreta de los artemianos está situada desde tiempos remotos en el mencionado “triángulo”, incluso algunos humanos han logrado descubirla, pero fueron abducidos inmediatamente.
Quienes decidieron guardar secreto, trabajan recluidos en la base en pos de la causa. Más aún, por lo general el destino de los que tuvieron la mala suerte de conocer esta verdad fue la de perder su propia identidad. Se les borraron todos los recuerdos para luego “acomodarlos” en algún sitio remoto del planeta lejos de su antigua vida. Podrán pensar que esta haya sido una decisión cruel, pero los artemianos no pueden correr riesgos en su compleja misión.
Cierta vez un humano llamado Harold von Braunhut traicionó a la organización, robando algunos de sus más preciados secretos. Así fue como un alto experimento de genética avanzada, capaz de preservar la vida aún en condiciones imposibles para esta, fue comercializado vulgarmente bajo el nombre de “Sea Monkeys”, que no eran ni más ni menos que embriones de artemianos en estado latente.
Los artemianos lanzaron una contra ofensiva, con una exitosa campaña de difamación del producto, haciendo sentir un ridículo a cualquier humano curioso que intentaba jugar a ser un dios. A medida que los pocos sobres originales eran recuperados, fueron reemplazados por millones de otros falsos para desvirtuar más la credibilidad, y todo quedó registrado en la historia como una broma de mal gusto.
Harold von Braunhut intentó probar la existencia de los Sea Monkeys hasta la locura, pero nadie logró jamás creerle. Decidido a triunfar a como de lugar, utilizó parte de los secretos robados a los artemianos para mutar su propio cuerpo y así prolongar su vida.
Luego de la Rebelión de las Máquinas, y tras el exterminio de los humanos, Harold se transformó en un poderoso cyborg al servicio del TSQ. Nadie odia más a los Sea Monkeys que Harold von Braunhut.
Actualmente en Hidrotech, solo quedan unos pocos artemianos activos, el resto permanece en estado latente en las profundidades del mar.
Este pequeño grupo ha adoptado paradójicamente el nombre de “Sea Monkeys” y son del tipo “científico”. Se desplazan en una peculiar nave de su propia invención llamada Primatelius.
Con sus descubrimientos ayudan a los nereidus a producir tecnología para equilibrar la guerra. Pues temen que un avance del Techno Squadron pueda erradicar por completo el planeta, el lugar ideal para que sus hermanos en estado latente puedan descansar, hasta que llegue el momento de poblar suerte en un nuevo planeta, un nuevo hogar.
